
La virgen de loreto caravaggio
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La Virgen de Loreto
Nuestra Señora de Loreto alcanzó un culto de proporciones internacionales gracias a los jesuitas que llegaron allí a mediados del siglo XVI. En 1587 se completó la fachada de la basílica, en cuyo interior se encontraba esta milagrosa casa de María. Los peregrinos acudían a pedir y rezar a María para que intercediera en la enfermedad y el sufrimiento. El movimiento de peregrinos a este lugar aumentó desde el momento en que apareció el rumor de que los protestantes ingleses, conocidos por su aversión a la Virgen, habían decidido robar los tesoros que allí se encontraban. Por otra parte, desde el Año Jubilar (1600) miles de peregrinos acudían continuamente a Roma, y en su ruta hacia la Basílica de San Pedro (San Pietro in Vaticano), también se encontraban con una iglesia menos frecuentada, la de Sant’Agostino, con una estatua milagrosa de la Virgen con el Niño de Jacopo Sansovino. Y fue para esta iglesia, que se encargó un cuadro a Caravaggio, cuyo tema principal iba a ser la cercana y querida por todos los peregrinos Virgen de Loreto. Sus clientes eran los frailes que residían junto a la iglesia, que trabajaban por cuenta de los financiadores de la misma, es decir, la familia Cavalletti.
Caravaggio emmaus
En 1603, los herederos de un tal Ermete Cavalletti donaron dinero para la decoración de la capilla familiar en la iglesia de San Agostino, no lejos de la plaza Navona, en el centro de la Roma de Caravaggio. A finales de 1604, este cuadro se instaló en un lugar en el que ha permanecido desde entonces. En el invierno de 1603-04, Caravaggio había estado en Tolentino, no lejos del santuario de Loreto, y es posible que haya ido allí para ver la supuesta Santa Casa de Nazaret.
Ha hecho que la devoción simple afecte. Dos peregrinos -pellegrini en italiano- se arrodillan en oración ante la estatua junto a una columna, mientras la Virgen y el Niño, vivos a los ojos de la fe, los miran con tranquila atención. (El cuadro se llama también Madonna dei Pellegrini.) La mujer lleva un bonete desgarrado y las sucias plantas de los pies del hombre están tan cerca del espectador que no se pueden evitar. Las aureolas de las figuras sagradas y su posición elevada las alejan de nuestro mundo, pero su belleza no contiene ningún atisbo de arrogancia: miran al mundo con suave simpatía.
Caravaggio adoración de los pastores
La Virgen de Loreto o Virgen Peregrina es un famoso cuadro (1604-1606) del maestro barroco italiano Caravaggio, situado en la capilla Cavalletti de la iglesia de Sant’Agostino, cerca de la plaza Navona de Roma[1]. Representa la aparición de la Virgen descalza y el niño desnudo a dos campesinos en peregrinación; o, como dicen algunos, se trata de la vivificación de la estatua icónica de la Virgen.
En 1603, los herederos del marqués Ermete Cavalletti, fallecido el 21 de julio de 1602, encargaron, para la decoración de una capilla familiar, un cuadro sobre el tema de la Virgen de Loreto[1]. Poniendo en práctica la voluntad del marqués, los Cavaletti compraron, el 4 de septiembre de 1603, una capilla en la iglesia de Sant’Agostino de Roma[2].
El pintor Giovanni Baglione, un competidor que había conseguido que Caravaggio fuera encarcelado durante un juicio por difamación, dijo que la inauguración de este cuadro “provocó que el pueblo se cacarease (schiamazzo) sobre él”. El alboroto no era sorprendente. La Virgen María, al igual que sus peregrinos admiradores, está descalza. La puerta o el nicho no es un cúmulo exaltado o un grupo de putti, sino que se ve una pared parcialmente decrépita de ladrillos desconchados. Sólo el más mínimo halo la santifica a ella y al bebé. Aunque hermosa, la Virgen María podría ser cualquier mujer, surgiendo de las sombras nocturnas. Al igual que muchas de las pinturas romanas de Caravaggio, como la Conversión en el camino de Damasco o la Llamada de San Mateo, la escena es un momento en el que el hombre (o la mujer) común y corriente se encuentra con lo divino, cuya apariencia tampoco es distinta de la de un hombre (o mujer) común y corriente. La mujer que modela a María parece ser la misma que aparece en el lienzo de la Galleria Borghese: La Virgen con el Niño y Santa Ana (Dei Palafrenieri) (1605).
Madonna palafrenieri
El hermoso cuadro “Madonna dei Pellegrini” (La Virgen de los Peregrinos) fue encargado a Caravaggio por Ermete Cavalletti cuando éste, en 1603, adquirió la primera capilla de la nave izquierda de la iglesia de San Agustín, que dedicó a la Virgen de Loreto.
Una piadosa tradición relata cómo en mayo de 1291 la casa, en la que la Virgen recibió la anunciación de la concepción milagrosa y tuvo lugar la infancia de Jesús, fue trasladada por los ángeles desde Nazaret en Palestina primero a Fiume (actual Croacia), luego a tres sitios diferentes en la región oriental italiana de las Marcas para asentarse definitivamente en un lugar entre Recanati y el mar, al que empezaron a dar el nombre de Loreto (debido a los numerosos árboles de laurel de los alrededores), el 10 de diciembre de 1094.
En lugar de mostrar el asombroso hecho de la casa voladora transportada por ángeles, como hacen la mayoría de las representaciones pintadas de este milagro, el interés de Caravaggio se centra en la relación de los peregrinos con esta peculiar Virgen, que presenta como la encarnación de la propia peregrinación.
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